Predicado el 12 de Octubre 2014.

 

Isaías 55:1-13

¡Vengan a las aguas todos los que tengan sed! ¡Vengan a comprar y a comer los que no tengan dinero! Vengan, compren vino y leche sin pago alguno.
¿Por qué gastan dinero en lo que no es pan, y su salario en lo que no satisface?

Escúchenme bien, y comerán lo que es bueno, y se deleitarán con manjares deliciosos.
Presten atención y vengan a mí, escúchenme y vivirán.
Haré con ustedes un pacto eterno, conforme a mi constante amor por David. Lo he puesto como testigo para los pueblos, como su jefe supremo. Sin duda convocarás a naciones que no conocías, y naciones que no te conocían correrán hacia ti, gracias al Señor tu Dios, el Santo de Israel, que te ha colmado de honor.»

Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano. Que abandone el malvado su camino, y el perverso sus pensamientos. Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios, que es generoso para perdonar, y de él recibirá misericordia.

Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos afirma el Señor.
Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!

Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo, y no vuelven allá sin regar antes la tierra y hacerla fecundar y germinar para que dé semilla al que siembra y pan al que come, así es también la palabra que sale de mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con mis propósitos. Ustedes saldrán con alegría y serán guiados en paz.

A su paso, las montañas y las colinas prorrumpirán en gritos de júbilo y aplaudirán todos los árboles del bosque
En vez de zarzas, crecerán cipreses; mirtos, en lugar de ortigas. Esto le dará renombre al Señor; será una señal que durará para siempre.»