Santiago 1:2-4
Dios permite que las pruebas lleguen a tu vida pues tiene un propósito para ellas. Él quiere que las aproveches para tu crecimiento espiritual, en vez de dejar que las dificultades te lleven a la desesperación y el desaliento. Si respondes de la manera correcta, la prueba que parecía que podía destruirte se convertirá en un instrumento de bendición.
La respuesta más natural a la adversidad es gemir y suplicar al Señor que nos la quite. Si eso no funciona, podemos enojarnos o tratar de salir por nosotros mismos del dolor. A veces, lo que hacemos es culpar a otros por el problema. Es verdad que otra persona pudo haberlo causado, pero es Dios en última instancia quien lo permitió. No importa el origen de la aflicción, quién esté involucrado, o cuán perversa pueda ser su intención, cuando esa aflicción te toca ya has sido sumergido en el amor del Padre celestial y Él está moldeándote para lograr el buen propósito que Él tiene para ti.
Tal vez la palabra clave se encuentra en el versículo 4. Dios quiere usar la prueba para desarrollar madurez espiritual; pero si no permites que ella haga su trabajo, esa oportunidad se perderá. Si pudiéramos prever todos los beneficios que el Señor ha dispuesto con las pruebas, quizás las recibiríamos mejor.
Aunque no podemos ver todos los detalles del plan de Dios, sabemos que su objetivo es usar nuestra adversidad para darnos algo que no tenemos y podamos madurar. Aunque la experiencia sea dolorosa, descanse en los brazos del Padre celestial, y permítale hacer su obra perfecta en ti.
Un abrazo cariñoso,
Enrique