Lectura Domingo 21 Enero 2018
Santiago 2:1-13
Hermanos míos, la fe que tienen en nuestro glorioso Señor
Jesucristo no debe dar lugar a favoritismos. Supongamos que en
el lugar donde se reúnen entra un hombre con anillo de oro y ropa
elegante, y entra también un pobre desharrapado. Si atienden bien
al que lleva ropa elegante y le dicen: «Siéntese usted aquí, en este
lugar cómodo», pero al pobre le dicen: «Quédate ahí de pie» o
«Siéntate en el suelo, a mis pies», ¿acaso no hacen discriminación
entre ustedes, juzgando con malas intenciones?
Escuchen, mis queridos hermanos: ¿No ha escogido Dios a los
que son pobres según el mundo para que sean ricos en la fe y
hereden el reino que prometió a quienes lo aman? ¡Pero ustedes
han menospreciado al pobre! ¿No son los ricos quienes los
explotan a ustedes y los arrastran ante los tribunales? ¿No son
ellos los que blasfeman el buen nombre de aquel a quien ustedes
pertenecen?
Hacen muy bien si de veras cumplen la ley suprema de la
Escritura: «Ama a tu prójimo como a ti mismo»; pero, si muestran
algún favoritismo, pecan y son culpables, pues la misma ley los
acusa de ser transgresores. Porque el que cumple con toda la ley,
pero falla en un solo punto ya es culpable de haberla quebrantado
toda. Pues el que dijo: «No cometas adulterio», también dijo: «No
mates». Si no cometes adulterio, pero matas, ya has violado la ley.
Hablen y pórtense como quienes han de ser juzgados por la ley
que nos da libertad, porque habrá un juicio sin compasión para el
que actúe sin compasión. ¡La compasión triunfa en el juicio!
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