Isaías 11:1-12

Del tronco de Isaí brotará un retoño;
    un vástago nacerá de sus raíces.
El Espíritu del Señor reposará sobre él:
    espíritu de sabiduría y de entendimiento,
    espíritu de consejo y de poder,
    espíritu de conocimiento y de temor del Señor.

Él se deleitará en el temor del Señor;
no juzgará según las apariencias,
    ni decidirá por lo que oiga decir,
sino que juzgará con justicia a los desvalidos,
    y dará un fallo justo
    en favor de los pobres de la tierra.
Destruirá la tierra con la vara de su boca;
    matará al malvado con el aliento de sus labios.
La justicia será el cinto de sus lomos
    y la fidelidad el ceñidor de su cintura.

El lobo vivirá con el cordero,
    el leopardo se echará con el cabrito,
y juntos andarán el ternero y el cachorro de león,
    y un niño pequeño los guiará.
La vaca pastará con la osa,
    sus crías se echarán juntas,
    y el león comerá paja como el buey.
Jugará el niño de pecho
    junto a la cueva de la cobra,
y el recién destetado meterá la mano
    en el nido de la víbora.
No harán ningún daño ni estrago
    en todo mi monte santo,
porque rebosará la tierra
    con el conocimiento del
    como rebosa el mar con las aguas.
En aquel día se alzará la raíz de Isaí
    como estandarte de los pueblos;
hacia él correrán las naciones,
    y glorioso será el lugar donde repose.
En aquel día el Señor volverá a extender su mano
    para recuperar al remanente de su pueblo,
a los que hayan quedado en Asiria,
    en Egipto, Patros y Cus;
en Elam, Sinar y Jamat,
    y en las regiones más remotas.
Izará una bandera para las naciones,
    reunirá a los desterrados de Israel,
y de los cuatro puntos cardinales
    juntará al pueblo esparcido de Judá.