Éxodo 19:1-10
(Sermón predicado el 22 de Febrero de 2015)
Los israelitas llegaron al desierto de Sinaí a los tres meses de haber salido de Egipto.Después de partir de Refidín, se internaron en el desierto de Sinaí, y allí en el desierto acamparon, frente al monte, al cual subió Moisés para encontrarse con Dios. Y desde allí lo llamó el Señor y le dijo:
«Anúnciale esto al pueblo de Jacob;
declárale esto al pueblo de Israel:
“Ustedes son testigos de lo que hice con Egipto,
y de que los he traído hacia mí
como sobre alas de águila.
Si ahora ustedes me son del todo obedientes,
y cumplen mi pacto,
serán mi propiedad exclusiva
entre todas las naciones.
Aunque toda la tierra me pertenece,
ustedes serán para mí un reino de sacerdotes
y una nación santa.”
»Comunícales todo esto a los israelitas.»
Moisés volvió y convocó a los ancianos del pueblo para exponerles todas estas palabras que el Señor le había ordenado comunicarles, y todo el pueblo respondió a una sola voz: «Cumpliremos con todo lo que el Señor nos ha ordenado.»
Así que Moisés le llevó al Señor la respuesta del pueblo, y el Señor le dijo:
—Voy a presentarme ante ti en medio de una densa nube, para que el pueblo me oiga hablar contigo y así tenga siempre confianza en ti.
Moisés refirió al Señor lo que el pueblo le había dicho, y el Señor le dijo:
—Ve y consagra al pueblo hoy y mañana. Diles que laven sus ropas